EL AGUATERO
El
aguatero, como su nombre lo indica, vendía agua. Era un personaje muy
importante para los barrios porque en esa época no había cañerías que
transportaran el vital elemento a las casas, por lo que las personas dependían
exclusivamente de este señor para asearse y beber.
Se
reunían en las principales fuentes de las ciudades para abastecerse de agua y
distribuirla a las casas de los compradores o venderla por la calle.
Con
la llegada del servicio de agua potable a principios de 1900, el oficio de
aguatero empezó a caer en desuso y desapareció.
Los
aguateros andaban encima de una mula con dos pequeños barriles, uno a cada lado
del animal sobre una armazón de madera.
Vestían un sombrero cónico y un
delantal de cuero. Llevaban una vara con un garfio en la punta, haciendo sonar
un cencerro para anunciar su presencia. Cuando alguien se acercaba a comprar,
el aguatero soltaba una de las dos tinajas y sostenía la otra con la vara para
evitar que se cayera por la falta de contrapeso.
A
comienzos del siglo XIX, la capital argentina, con unos 40.000 habitantes,
había desarrollado un reglamento para los aguateros (en su mayoría esclavos de
la población negra de la ciudad) marcando los puntos de carga del agua del Río
de la Plata, con edictos de la Policía, hasta que brotes epidémicos hicieron necesario traer el agua río arriba, lejos
de la costa.
Los
"aguateros llevaban en sus pipones de agua del río sobre dos grandes rudas
conducidas por bueyes", sistema que funcionaría hasta la conducción de
aguas corrientes, ya al final del siglo XIX. De aquel periodo han quedado
en la memoria de la tradición pregones y cantinelas como esta:
"Agüita
fresca traigo del río,
para que tomen
todos los días. ¡aguateroooooo!
¡Agua, agüita
para las damas bonitas!.
Soy el aguatero;
reparto el agua que al gran río voy a buscar. Es agua dulce para lavarse,
preparar mate
y amasar."
Había
buenos aguateros y honrados, pero, hay que decirlo, había también otros
irresponsables que llenaban sus barriles con agua sucia o en lugares donde
otras personas lavaban ropa y daban de beber a los animales. Las autoridades
hacían lo posible por fiscalizar para que eso no ocurriera y realizaba
controles, pero había demasiados aguateros.
Añadir un comentario